Acto de contrición: Prólogo
¡Muy buenaaaaaaaas!
*°*°*°*
Prólogo
transformada en la Trinidad Perfecta
al otorgársele materia para sellar su poderío
Había que controlarla, vigilarla y alejarla
de todo aquel que quisiera utilizarla.
Porque la creación y la destrucción,
ambas unidas en manos equivocadas,
solo sería sinónimo de caos absoluto.
El vigilante y el mentor
El admonitorio y el perdonador
Solo el más estricto y el más puro
Solo ellos podrían depurar la parte menos estimada
Solo ellos podrían suprimir la parte catastrófica
ALEN
Las
luces de colores del establecimiento me mareaban al principio, pero ya han
pasado como que cuatro horas y mis ojos se han acostumbrado lo suficiente: los
destellos violentos de las esferas brillantes y las cortadoras de cada esquina
ya no me aturden.
Hemos
bebido una cantidad regular, no voy a negarlo: Tarek es el principal culpable.
Adora beber y más aún repetir incesantemente que todos debemos ingerir la misma
cantidad de alcohol que él ingiere.
Aunque
por lo visto a mí no me ha afectado tanto como...
—
¡ALEN, ESA ME
GUSTA MUCHO! — gritó ella y se lanzó
efusivamente a mis brazos.
—
Alguien empieza a
ponerse algo risueña — le dije al oído, por encima de toda la música estridente.
Me
hizo un simpático mohín y giró al compás de la música: el movimiento de su
cabello me deslumbró.
—
¡No puedo creer
que estés bailando! ¡Loi me apostó que solo estarías de pie, junto a nosotros!
—
La verdad es que
yo tampoco me lo creo.
Me
rodeó el cuello con los brazos y me regaló una de esas sonrisas por las que
bien podría matar al mundo entero.
—
No lo haces nada
mal — comentó juguetonamente.
—
Tú tampoco,
Bellota — agregué con ganas de molestar. Elevó las cejas, irónica, y después
volvió a reír llena de alegría.
Habíamos
llegado aproximadamente a las once de la noche a este club nocturno, era sábado
y Tarek y Loi habían insistido con lo de “cita doble”.
Empiezo
a preguntarme en qué momento ese par desapareció.
La
verdad es que la salida me está resultando bastante interesante. Salí en un par
de ocasiones con Tarek, pero nunca me había divertido tanto como ahora. Aunque
tal vez el hecho se deba precisamente a
que estoy con ella.
La
música cambió drásticamente. Reconocí inmediatamente el tema porque era uno de
los que tanto le gustaba. Soltó un grito aún más fuerte que el anterior, y
después la gente alrededor lanzó chillidos ante la hermosa pero triste canción
que iniciaba.
Como
no era un tema para bailarlo precisamente saltando, me limité a rodear su
cintura y a balancearnos al compás de la suave voz.
La
gente empezó a corear la canción; ella
también lo hizo, y para cuando me di cuenta yo también ya estaba cantándola a
todo pulmón.
—
¡Ya te la sabes! —
exclamó emocionada.
—
¿Qué me has hecho,
Bellota? — le pregunté atrayéndola hacia mí. Rompió a reír y después pegó su
mejilla a la mía con muchísimo cariño—. No, en serio, ¿qué has hecho conmigo?
Nunca creí estar así, rodeado de tanta gente, algo ebrio ¡y coreando a toda voz
una canción!
Y con una chica por la que podría morir de amor.
—
Yo nunca creí que
llegaría a estar contigo — me confesó al oído y su voz se tornó juguetona—:
¡Eras el vecino malhumorado que tuvo el descaro de decirme que “lo andaba
siguiendo”! ¡Un completo niño engreído! — Solté una carcajada ante el recuerdo.
Sus bonitos ojos me miraron —: Después te convertiste en el ángel que vivía
lejos de su hogar; tan empeñado en recuperar su nombre…en volver a donde
pertenecía.
La
gente alrededor seguía bailando, la música seguía sonando, las luces
destellando…
Pegó
su frente a la mía: los ojos precios me hipnotizaron.
—
Y ahora eres mi
todo — concluyó.
No
pude hacer nada contra la reacción de mi cuerpo: me incliné y la besé. Sus
dedos se hundieron en mi cabello, los míos en su cintura. La canción llegó a la
parte cumbre, más gritos, más euforia; la gente rozaba nuestros brazos pero en
ese momento toda mi concentración estaba completamente enfocada en ella.
Profundicé
el beso y a pesar de los sonidos estridentes del lugar, escuché el gemido que
se escapó de sus labios y que me descontroló por completo.
—
Sisa…
Mierda,
¿cómo se pelea contra esto: contra la necesidad de contacto? No puedo
simplemente querer tocarla y besarla todo el tiempo. La mente domina al cuerpo
y no al revés…
Aunque
en este caso mi cuerpo y mi mente siempre comparten el mismo deseo: ella.
Rompí
el beso antes de que se transformara en algo más sugerente, pero sus manos se
aferraron a mis hombros:
—
Vámonos — me pidió
al oído—. Vámonos, Alen.
Me
separé un poco solo para ver los ojos preciosos más brillantes que nunca: vámonos…a un lugar en donde podamos estar solos.
La
tomé por la muñeca y cerré los ojos: nadie va a notarlo; la gente está perdida
en sus propios mundos. Rogué para que la bendita capacidad para transportarme
no me fallara en este momento, y porque Tarek y Loi se hubiesen ido a cualquier
lado menos al departamento.
Entonces
la música se apagó; las luces de colores fueron suplantadas por la penumbra de
mi habitación. No se sentía ni una presencia alrededor: solo el soplido del
viento que se colaba por las ventanas que dejé abiertas.
No
hay nadie.
—
Alen…
Bajé
la mirada y me la encontré observándome fijamente. Nos quedamos un par de
minutos así, viendo los ojos del otro, solo escuchando cómo poco a poco el
respirar se hacía más y más áspero.
La
contemplé casi ensimismado… ¿cómo puedo
dejar de verte tan hermosa, Sisa Daquel?
Bueno,
ya idearía un plan más tarde.
Me
incliné y retorné a su boca. Me recibió ahogando un suspiro cuando mis manos la
obligaron a arquearse para mí, y el aroma a flores invadió absolutamente todo.
Diría
que hoy hay luna llena pero sería mentir: todos
los días hay luna llena para mí.
Caímos
sobre la cama de mi habitación, con sus dedos y los míos tirando casi
desesperados de cualquier prenda que estuviera en el camino. Sentí la piel bajo
la mía, las manos clavándose en mi espalda. Descendí despacio por las mejillas,
el cuello y finalmente llegué a su pecho. Me recosté sobre él por unos
segundos: boom-boom, boom-boom; podría quedarme la vida entera oyéndolo cantar.
—
Alen — me llamó
con la voz entrecortada. Elevé la mirada: la amo, la amo tanto que podría vivir
solo contemplándola—. ¿Estás…? ¿Tú estás bien?
—
¿Por qué me
preguntas eso? — solté sin comprender.
Se
reincorporó para besarme y rodearme el cuello. Sus labios depositaron un
delicado beso sobre mi mejilla; su cuerpo semidesnudo se refugió en el mío.
—
¿Qué sucede?
—
A veces despierto
y la luz está completamente apagada. — Traté de asimilar las palabras, y
entonces un horrible nudo se formó en mi garganta. No… —. Escucho que me llamas, pero cuando despierto no veo a nadie.
—
Sisa…
—
No me odias,
¿verdad? — Cerré los ojos, lleno de impotencia: ya comprendo —. Te extraño, Alen. Te extraño muchísimo.
—
Yo también—
respondí. Tomé su rostro entre mis manos y la sonrisa triste me traspasó: ya
casi se acaba. Voy a despertar—. Yo
también te extraño.
—
Dulces sueños —
dijo antes de darme un último beso —, amor.
...y
después la figura de la chica del violín se desvaneció.
Cuídate, boba preciosa.
—
¡Ah!
Abrí los ojos con
fuerza: me encontré con el cielo del color de sus ojos. Dolió más.
Genial, un sueño. Uno más en medio de ese millar que
ya tengo de colección. Suelo verlos y después los guardo con cuidado en esa
cajita que tengo para ellos, ordenados de acuerdo a los sentimientos que me
evocan. Este, por ejemplo, se va a la zona de “la extraño tanto”, junto a la de
“ojalá esté bien”.
Así es como vivo ahora: soñando. A veces medio despierto medio dormido, pero siempre entre
visiones que la tienen de protagonista. Hethos tenía razón: soñar con ella me
ayuda a mantenerme sereno; pero olvidó comentarme las consecuencias
relacionadas al anhelo. Verla en todo momento me ayuda a no olvidar quién soy,
pero también me lastima. Cada vez es más difícil asimilar que solo la veo
cuando cierro los ojos, aun ya viviendo preso del sueño.
¿Cómo estará ella? Ojalá que bien. No sé cuánto tiempo ha pasado.
Suelto un suspiro que solo consigue que las gotas de
lluvia se hagan enormes. Mi humor influye muchísimo en el clima de por aquí:
Hethos va a enfadarse.
Y hablando de eso… Qué raro, no ha dicho nada.
—
Hethos…Hethos, ¿estás ahí?
Aguardo pero no escucho su respuesta. Elevo la cabeza,
estiro los miembros sobre la enorme nube en la que suelo reposar y el cuadro de
allá al fondo me desconcierta por completo:
Mi preciado bosque de violines está quemándose
violentamente.
—
¿Hethos? — exclamo.
Emprendo el vuelo mientras trato de ubicarlo en medio de todo este mundo, mi mundo, pero no consigo verlo por
ningún lado.
Planeo
lo suficientemente bajo como para observar por sobre las copas de los árboles
que aún no están siendo consumidas por el fuego, y entonces lo veo. Está ahí,
en su forma original, pero no está solo.
¿Qué…?
La
respiración se me dispara ante la imagen: Hethos luchando contra una serpiente
enorme y un antílope que tiene cuchillas en vez de cuernos.
¿Andrax?
¿Somak? ¿Cómo es que han logrado entrar aquí?
—
¡Hethos!
—
¡No! ¡Vete! ¡Vete,
Alen! — me grita en un rugido.
Intento
acercarme pero una fuerte vibración se desata en todo el espacio.
—
¡HETHOS!
Agito
las alas, pero me doy con la sorpresa de que han vuelto a convertirse en
brazos.
¿Qué?
¡No!
Observo
el cielo del color de los ojos preciosos hacerse cada vez más lejano. Elevo un
brazo, tratando de aferrarme a él, pero la distancia se hace cada vez más
larga. Estoy cayendo…cayendo…
Otra vez.
—
¡ALEN! — escucho y
después mi espalda impacta con brusquedad contra la superficie: el dolor fue
intenso.
Me
pongo de pie con algo de dificultad solo para comprobar que este prado, mi prado lleno de flores hermosas, se ha
convertido en un terreno infértil y seco.
A
lo lejos veo la pelota amarilla inmensa que es uno de los recuerdos que me
quedan de Naina. Rueda con velocidad hasta que de la nada…
¡BOOM!
…estalla
con violencia.
¿Qué?
¡¿Qué está pasand…?!
—
¡CORRE! ¡CORRE!
¡OCÚLTATE! — me grita Hethos. Nuestras miradas se cruzan, trato de decirle que
no voy a dejarlo, ¡que está en completa desventaja!
Pero
él suelta un rugido y me envía lejos con una fuerte ráfaga de viento que
invoca.
—
¡HETHOS!
Caigo
de pie a unos cuantos metros lejos. El antílope eleva la cabeza, la serpiente
también y casi puedo distinguir una sonrisa en sus rostros sobrenaturales al
verme.
Han
venido por mí.
—
¡CORRE!
Y emprendo la fuga.
Escucho el sonido de mi propia respiración mientras
trato de seguir de largo: corre, corre; ¡no te pueden atrapar!. Mis alas
no me responden así que solo me queda usar las piernas. Cruzo a través de los
árboles que tienen las copas repletas de fuego, y en el camino veo mis violines
quemarse sin piedad. Los relojes que también están plantados alrededor parecen
no sufrir daño alguno; es más, se están haciendo cada vez más enormes.
Mi bosque de violines se está convirtiendo en un
bosque repleto de relojes.
No, Marcus Leda…
Los rugidos de Hethos retumban en medio de todo. A lo
lejos distingo la entrada a la caverna en la que él suele refugiarse cuando
llueve demasiado. Estoy cerca, muy cerca... giro de reojo, y entonces veo a la
enorme serpiente deslizándose para atraparme.
—
¡No!
Doy
un salto antes de que capture mis piernas y me sostengo de la rama de uno de
los pocos árboles aún de pie. Me balanceo, dispuesto a tomar impulso para
lanzarme directamente a la cueva de en frente, pero…
—
¡Ajá! ¡Justo a
quien buscábamos! — Elevo la mirada, y me encuentro con el monstruoso reptil
observándome desde arriba.
¡BROM!
Mi
cuerpo impacta contra el suelo: me atraparon por el cuello. El enorme incendio
empieza a crear capas de humo.
—
¡N-no!— Trato de
zafarme del agarre pero todo el cuerpo se me paraliza. Veo un par de ojos
escarlata, cabello gris. Solo tiene un brazo pero es increíblemente fuerte
porque me levanta del suelo como si no pesara absolutamente nada.
Es Andrax.
—
Nos estás dando
demasiados problemas, imbécil. — ¿Por
qué…? ¡¿Por qué está aquí?!—. Nhyna va a estallar de la euforia si esto
culmina de una vez. ¿Sabes que te tiene a su lado? ¿Que te contempla dormido?
Ninguno de nosotros duda que preferiría tenerte despierto para juguetear un
tanto contigo. — Me cuesta trabajo respirar por el agarre en torno a mi
garganta y el humo que empieza a hacerse más espeso—: ¿Qué has hecho en esa
demonio para tenerla tan loca? ¿Te la cogiste y la dejaste queriendo más,
Aniel?
—
N-no, mi…mi
nombre… ¡mi nombre es Alen! — replico repitiéndomelo sin cesar: Alen Forgeso,
Alen Forgeso.
Mi
única arma son mis recuerdos… mis recuerdos como humano.
—
Alen, Aniel,
Napoleón, a mí me da lo mismo. ¡¿Sabes cuánto nos ha costado ingresar?! ¿Sabes
cuánto tiempo ha pasado en vano, ¡maldita sea!? ¡Tres jodidos años a la basura!
¿Tres años?
—
¡Suél…! ¡Suéltame!
Hethos
grita por algún lado; lo veo acercarse pero el antílope se interpone y lo
ataca.
Está
tratando de ayudarme pero Somak le está dando muchos problemas.
—
La idea de un
vigía interior fue espectacular: ¡evidentemente obra de un Principado! ¡Pero
basta ya! El jueguito se acabó, mi estimado.
Escucho
los rugidos de Hethos en medio de su lucha. Trato de tomar algo de aire, pero
Andrax cierra su mano en torno a mi garganta con más fuerza.
—
Recuerda…recuerda,
Aniel. — No…no soy Aniel. ¡No soy
Aniel!—. ¡Vamos! ¡Recuerda a Albania Formerio! ¡Recuerda cómo te lastimó y júrate
el asesinarla! ¡Amigo, no puedes dejarlo así! Es nuestra Madre e Hija, sí, pero
qué perra fue, ¿o vas a decirme que no?
—
¡N-no! ¡Pa-para!
¡Yo
ya no soy Aniel, y ella ya no es Albania!
» No me odias, ¿verdad?
Sisa,
Sisa, solo Sisa. Alen…Alen…
—
Recuerda y expía
tus faltas, mi estimado.
¿Mis falt…?
¡PAM!
—
¡ALEN! — grita
Hethos lejanamente, y después escucho algo semejante a un desgarramiento.
Miembros separándose del cuerpo, un último rugido.
Huele a sangre; a muerte. No, Hethos…
—
¡RECUERDA, ANIEL!
— Las inscripciones de mi cuerpo empiezan a quemar. Trato de deshacerme del
agarre de Andrax pero sus dedos casi están clavados sobre mi piel—. ¡Vamos,
recuerda! ¡Es lo único que falta para completar la liberación! — ¡No! ¡No!—. Y ya después Esquiz se
encargará de la distorsión de todos los recuerdos con estas simpáticas
inscripciones que tienes sobre ti.
Recuerdos alterados, locura, no conciencia...no…
—
¡Recuerda, maldita
sea!
¿Recordar? ¿Qué debo recordar?
—
¡ALEN!
El
aire no pasa, los rugidos de Hethos se hacen cada vez más débiles. Me hundo...y tampoco puedo respirar.
Escucho
un soplido intenso y los dedos de Andrax me sueltan: es la presencia de Drol
Qinaya, Drol Asirb. « Aniel, mantente
firme. Mantente firme en tus recuerdos como humano. Es lo único que nos queda»,
me dice pero siento que me desvanezco.
Los
ojos se me cierran lentamente, las capas de humo me adormecen; escucho mi
propia voz hablándome desde algún lugar indefinible:
—
Déjame recordar — exige
estoico —. Y expiar parte de mis faltas.
¿Recordar? Ella ya
no es Albania..
—
Déjame a mí
decidir eso.
No voy a odiarla.
—
Aquí empieza mi
Acto de contrición.
Sisa…
*°*°*°*
Feliz cumple Bellota!!! Gracias Suo!!! Alen y Sisa feliz y luego ....luego bam!!! Todo es una sueño!!! Si no hubiera estado en la universidad me hubiera ido a llorar a mi cama. Sisa no es Albania!!! Noooo Alen!!! Noooo. Soy Carla
ResponderBorrarCarlaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! :D ohhhh, miles de gracias por pasar por aquí. Eres el primer comentario en la primera entrega de Acto de contrición, en mi primera experiencia como blogera de novelas *-* , jajajaja, tienes un rinconcito especial por eso :D dentro de muuuy poco subo el primer capi y empezamos ya de ley con la historia!! :D presiento que va a gustarles muchoooo, van a conocer partes de Alen que no conocían: ver parte de él como Aniel es una de las cosas más interesantes de la historia (Albania también va a dar muchoo que hablar) * -*
BorrarMiles de beccchiiiitoooooosss!! El 13 me cuentas qué tal estás pasando tu cumpleee!! <3
Suuuu
I'll kill you... haaaa no se si amarte u odiarte canda vez que leo una de tus historias, pero lo que si se es que son geniales. Y si el prologo te quedo excelente. solo pido un favor no me dejes esperando mucho por cada cap o voy a tu casa y te golpeo personalmente hahaha. Un abrazo Cerdo
ResponderBorrarChanchooooo, gracias por comentaaaaar y leer claro xD jajajaja tú ya me has visto toda emocionada hablando de la historia, así que ya sabes que voy a darlo todo para que sea perfectaaa *-*. Jajajaja el sábado nos vemoooss wiuuuu. Por cierto el primer capi ya esta así que pasa a leerlo tambien de una vez peeee. Jajajajaja gracias, chanchiiiss. Miles de besoooooosss
ResponderBorrary a mí!!! Yo cumplo el 23 de Octubreeeeeeeeeeeeeeeeeeee :'(
ResponderBorrarNoooo, Gianiii!! Es que a usted la puedo saludar Face to Face ❤
BorrarNo dude de mi amorrsh por su usteeesd!!
Este año si te lo dedico!!